Roma, 238 d. C. El imperio se encuentra en plena crisis: en África han fallecido los Gordianos y, en Roma, el Senado, que apoyó su revuelta, deberá actuar rápidamente para evitar la venganza de Maximino, quien luchará por recuperar el trono. Dos senadores son escogidos para compartir el púrpura imperial, pero las revueltas estallan en todas las calles de la capital.
En uno de los mayores asedios del imperio, Maximino decidirá su destino en una lucha por la victoria, por la venganza, por Roma.