En el esplendor y decadencia de la América esclavista del siglo XVIII se escribió la historia de Sierva María de Todos los Ángeles, la marquesita recluida en un convento donde enfrentará el prejuicio y la ignorancia de su tiempo, los horrores de la Inquisición y de la enfermedad incurable, y el dolor inagotable del amor sin esperanza.
Su leyenda desbordante de magia trascenderá los siglos para cuestionar la naturaleza de la fe, de la pasión y aun la opresión definitiva de la muerte.
«La lápida saltó en pedazos al primer golpe de la piocha, y una cabellera viva de un color de cobre intenso se derramó fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraban de ella más larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas hebras todavía prendidas a un cráneo de niña.»