Renunciar a la libertad es renunciar a nuestra cualidad de hombres, a los derechos de humanidad, e incluso a los deberes.Radical y revolucionario, a partir de su particular observación de las masas sociales de su tiempo -entonces vinculadas normalmente a un rey- y de la historia de los pueblos y civilizaciones más relevantes hasta esa fecha, Rousseau hace un profundo estudio acerca de los vínculos que unen a estos súbditos con sus soberanos. Este pensador, escritor, músico, filósofo, naturalista y botánico no cree que este vínculo que los une resida en la fuerza o la sumisión, sino que el hombre renuncia de manera voluntaria a su estado de inocencia natural para así poder someterse a las normas de la sociedad imperante, y todo ello a cambio de unos derechos y beneficios de mayor calado que son innatos al intercambio social que se genera. Todo este consentimiento, que es totalmente voluntario, se materializará mediante un contrato, el “contrato social”.