Es tal vez el más célebre dramaturgo de todos los tiempos. Supo recoger tradiciones populares y darles nuevo tratamiento hasta volverlas originales. Supo conjugar humor, profundidad psicológica e intensidad dramática.
Hamlet. La más conocida de las tragedias de Shakespeare. Lo esencial de la tragedia no consiste en que Hamlet mate a su madre y al hermano de su padre. Su grandeza consiste en la humanidad del protagonista.
Macbeth. Dramatiza los dañinos efectos, físicos y psicológicos, de la ambición política en aquellos que buscan el poder por sí mismo.
Romeo y Julieta. Cuenta la historia de dos jóvenes enamorados que, a pesar de la oposición de sus familias, rivales entre sí, deciden casarse de forma clandestina y vivir juntos; sin embargo, la presión de esa rivalidad y una serie de fatalidades conducen a que la pareja elija el suicidio antes que vivir separados.
El mercader de Venecia. El mercader de Venecia gira en torno al judío Sylock y sus feroces pasiones, y los personajes y sentimientos en juego son tan actuales como hace cuatrocientos años.
Sueño de una noche de verano. Narra los eventos que suceden alrededor del matrimonio de Teseo, duque de Atenas, con Hipólita, reina de las amazonas.