Roma, otoño de 1542. Miguel Ángel se encuentra en el punto de mira de la Inquisición. Vive una profunda crisis religiosa y su amistad con Vittoria Colonna, la marquesa de Pescara, no ha pasado desapercibida. El jefe del Santo Oficio, el cardenal Gian Pietro Carafa, ha ordenado seguir a la dama para identificar el lugar donde se reúne la secta de los Espirituales, encabezada por Reginald Pole, que aboga por el retorno a la pureza evangélica en una ciudad donde la corrupción campa a sus anchas. Roma, que se ha convertido en una ciudad devorada por el vicio, será el cruel teatro en el que se crucen las vidas de Malasorte, la joven ladronzuela que ha recibido el encargo de espiar a los Espirituales, de Vittorio Corsini, el capitán de los esbirros de la ciudad, de Vittoria Colonna y del mismo Miguel Ángel Buonarroti, el artista más genial de su tiempo.