La máquina de follar recoge un total de veintidós relatos cortos en los que Bukowski saca a relucir, a través de escenas cotidianas, aspectos de la vida como el alcoholismo, el sexo y la enfermedad, tratándolos con naturalidad pero también con cierto surrealismo (surrealismo sucio), dándole al morbo un papel importante. Se dice, se cuenta, se cree, y se comenta que Henry Chinaski, personaje que aparece en varios de los relatos, es el alter-ego de Bukowski.